Últimamente hemos estado hablando mucho acerca de centros culturales
alrededor del mundo, dado que han estado volviéndose proyectos cada vez más
impresionantes, ambiciosos e innovadores, en lo que a sus formas y modos de
construcción se refiere. Sin embargo, este “fenómeno” no es nuevo en México. De
hecho, aquí, mejor dicho, en la frontera, hace más de treinta años se marcó
esta pauta con la construcción del Centro Cultural Tijuana.
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ELÍAS CABABIE DANIEL. FOTOCECUT
TIJUANA
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Esto es lo que podríamos definir como empezar con lo básico: se
trata de una enorme esfera que reposa suavemente en la superficie con la ayuda
de un par de escaleras a cada lado. Al frente tiene la puerta que da la
bienvenida y un par más en la cima de las escaleras antes mencionadas. El gran
atractivo de este reciento es el hecho de que en su blanquísima superficie
suelen proyectarse conciertos o eventos especiales.
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ELÍAS CABABIE DANIEL. FOTOCECUT
TIJUANA
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El Cecut es responsabilidad de los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez
y Manuel Rosen Morrison y lo hicieron para darle la bienvenida a la época que
iba a nacer en torno a la cultura en nuestro país. Esto ocurrió en 1982, por
orden del entonces presidente José López Portillo.
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ELÍAS CABABIE DANIEL. FOTOCECUT
TIJUANA
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La instrucción era diseñar un espacio en el que se pudiera proyectar
a gran escala, sin embargo, Pedro viró en una dirección más importante al
explotar un poco más el potencial que tenía el lugar. A la vez que Tijuana
atraía la atención de los estados al sur de EUA, dado el fenómeno de migración
que se estaba volviendo más evidente. Pero la imagen que querían dar de aquella
ciudad era algo más acorde con el desarrollo.
Para lograr que la superficie de La Bola, como le conocen los
lugareños, se echó mano del warm tone, un aditivo para el concreto con el
propósito de volverla funcional, no sólo duradera. De esta manera, nos podemos
dar cuenta de que hay Arquitectura y cultura hasta el último rincón del país.
Elías Cababie Daniel
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