Por muchos motivos, la Casa-Estudio de Luis Barragán siempre va a
ser una de sus obras más reconocidas en la Ciudad de México. Entre ellas, por
supuesto, es porque se puede entrar al lugar y echar una profunda mirada a cómo
vivía y dónde creaba sus obras, donde empezaba a idearlas por lo menos. Pero
hay que saber que esa no fue la única obra de ese tipo que realizó en su vida.
ELÍAS CABABIE DANIEL. FOTOCASA GILARDI |
Para ejemplo está la Casa Gilardi, proyecto que sacó de una pausa de
diez años al arquitecto y en la que puso de manifiesto la importancia que
tenían y que le daba a los colores. El primer reto, incluso antes de sentarse
en su mesa de trabajo a hacer los primeros bosquejos, era el poder conservar la
enorme jacaranda que tiene un papel protagónico en el todo.
ELÍAS CABABIE DANIEL. FOTOCASA GILARDI |
Es a partir de ese elemento que se divide la propiedad en la parte
frontal y posterior unidas por un largo corredor. Pero en ambas partes se
conserva la esencia del trabajo de Barragán, en lo que al manejo del espacio
disponible se refiere, a las texturas que destinaba a cada cuarto con los
colores.
ELÍAS CABABIE DANIEL. FOTOCASA GILARDI |
Cada uno conserva las ideas originales y los atributos que se les
dieron; es increíble, por supuesto, que cada espacio es independiente uno de
otro. Los cuartos están juntos, unificados, pero no mezclados. El rojo y el
azul son los colores más presentes a causa del cuadro de Chucho Reyes, que a su
vez está inspirado en los dulces mexicanos.
ELÍAS CABABIE DANIEL. FOTOCASA GILARDI |
Pero la bondad de la luz no podría entrar aquí de no ser porque los muros,
aunque gruesos e imponentes, están diseñados de tal manera, que la luz pueda
fluir sin ninguna clase de interrupción, por lo que a cuarenta años de su
construcción se ve igual que el primer día.
Elías Cababie Daniel
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