Brasilia sin
duda, es una ciudad que maravilla a propios y extraños. El avance que tuvo en
los últimos años en materia arquitectónica y urbana, se ve reflejada en sus
grandes obras, muchas de ellas impulsadas por uno de los más talentosos
arquitectos de la época, Oscar Niemeyer.
Difícil es
escoger una pieza de la ciudad, basta sumergirse en sus calles para entender por
qué Brasilia fue considerada una pieza de la excelsitud arquitectónica. Y a
pesar de lo grandioso de muchas de sus obras, me gustaría resaltar el Congreso
Nacional.
El complejo
abarca dos piezas excelsas que se complementan no sólo en materia política,
sino en estructura; es la sede de la cámara de diputados y la de senadores,
pero también, es una armonía clara de dos piezas geométricas que se
complementan.
Con dos
semiesferas, que nacen de la tierra y dan la sensación de inmensos platillos y
una serie de torres que la cuidan, se interconectan, aunque por fuera no
parezca y lo hacen por medio de una serie de túneles subterráneos que sirven de
enlace en cada estructura.
Según el
autor la idea era representar una dualidad geométrica, la línea horizontal de
las torres con el desplazamiento vertical de las esferas, elementos que se
hacen visibles desde cualquier punto.
Elías Cababie Daniel
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