Es difícil desde
el punto de vista de la ingeniería, lograr un entorno artificial que parezca
una obra natural. Asemejar la creación que podría desarrollar la madre tierra y
siglos de evolución es una cosa que parece, en teoría, imposible. Sin embargo,
existe una creación en Dubai que ha desafiado toda comprensión humana.
A simple vista,
podría parecer una obra natural sublime, sin embargo, la Palmera Jumeirah es
una pieza de creación única hecha por el hombre, un trabajo de arquitectura e
ingeniería únicos el cual vio la luz del día a finales del año 2008, luego de 7
años de trabajos a marcha forzada por parte de la empresa inmobiliaria Nakheel
y la firma holandesa Van Oord.
Nombrada así por
su forma, esta isla artificial está compuesta por arena y rocas naturales
distribuidas de forma uniforme, colocadas por las manos del hombre e ideadas
para convertirse en uno de los atractivos turísticos más grandes de la región.
La creación tuvo
un alto grado de dificultad, pues ingenieros, y arquitectos tuvieron que tomar
a consideración muchos factores externos como el calentamiento del
agua, las olas, el movimiento de la Tierra, la temperatura ambiente, así como
el viento para edificar esta obra, la cual es una de las zonas residenciales
más caras de los Emiratos Árabes, además de ser sede de hoteles de lujo como el
Atlantis, el cual se jacta de poseer el parque acuático más grande del
continente.
Como alguien a
quien le gusta la ingeniería en la construcción de elementos visuales y grandes
obras a gran escala, debo decir que esta es una pieza única en el mundo, no en
balde, el costo de esta obra, el cual según algunos medios locales, ascendió a
más de 10 mil millones de dólares en los que participaron más de 50
contratistas y 40 mil trabajadores desde 2001 hasta su inauguración en 2008.
Elías Cababie
Daniel.
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