La cultura
japonesa siempre me ha parecido una de las más fascinantes del mundo, sus tradiciones,
pero sobre todo la pasión que le imprimen al trabajo duro son muestra de
reconocimiento para quienes sentimos cierta fascinación por no rendirnos aunque
la adversidad sea una constante.
Esa forma de
trabajo se puede apreciar en sus obras de ingeniería civil, en sus monumentos y
en sus construcciones. Muestra de ello, el Aeropuerto de Kansai en Osaka, una
isla artificial ambientada para recibir aviones creada en 1987 que es sin duda
un ejemplo de ingeniería civil en el mundo.
Las
dificultades no fueron un obstáculo para sus realizadores, sobre todo la
arcilla muy blanda natural que podría haber significado el hundimiento de la
obra que en un principio lucía como un sueño lejano. De hecho, la planeación
del diseño se realizó con un margen de varios metros considerados para un
hundimiento teórico dado en 40 años.
Este
aeropuerto nació como una alternativa a los inversionistas que acaparaban la
ciudad de Tokio y Yokohama, buscar nuevos canales de negocio y turismo fue el
motivo de su inauguración en el año 1994.
El aeropuerto
cuenta con una terminal en forma de ala, esto potencia el sistema de
ventilación, lo que provoca que la obra sea ligera, pero tan fuerte como para
resistir las inclemencias del clima siempre presentes en el país del sol naciente.
La red de
transporte público diseñada exclusivamente para transportar a viajeros y
personal del aeropuerto está compuesta por ferris, trenes, autobuses y un
sistema de taxis de lujo. Todos independientes y autosuficientes como medida de
comodidad para sus usuarios.
Elías Cababie
Daniel
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