Un buen ejemplo de la fusión arquitectónica entre estilo
clásico y estilo moderno es el Pabellón de vidrio en el
Museo de Arte de Toledo en Ohio, Estados Unidos, inaugurado en 2006.
Esta galería cuenta con cinco salas para exponer la
colección que alberga el museo a manera de homenaje para la industria vidriera,
ya que representó el sustento económico de esa entidad durante la mayor parte
de los siglos XIX y XX, además de contar con su propio taller de fabricación de
vidrio. También está equipada con un salón de usos múltiples, así como espacios
públicos y privados en el patio, y también posee una cafetería dispuesta para
el esparcimiento de sus visitantes.
Con diseño de la arquitecta japonesa Kazuyo Sejima, las
paredes exteriores, así como muchas del interior, están hechas completamente de
cristal, mientras que el techo y la estructura interna de soporte son de acero.
Cada uno de los más de 360 paneles que conforman los muros transparentes miden
2.4 metros de ancho y 4 metros de alto, y pesan entre 590 y 680 kilos.
Los más de 6 mil 800 metros cuadrados del pabellón
contienen un piso principal y un sótano funcional. El efecto de un muro continuo,
crucial para el diseño arquitectónico del pabellón, representó un reto para
ingenieros y arquitectos, ya que debido a que las paredes de vidrio no pueden
soportar ningún peso, fue necesario diseñar una estructura especial para
sostener el techo, el cual es inusualmente delgado y ligero.
Debido a las características anteriores es que la
construcción del Pabellón de vidrio tomó dos años de trabajo y costó cerca de
30 millones de dólares.
Elías Cababie Daniel
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